EL MUNDO, 18.I.98

Es sencillamente matar

Dos aspectos al menos es necesario distinguir en las situaciones en que suele plantearse la posibilidad de eutanasia o de suicidio asistido. Por una parte, lo que es el acto en sí por el que se suprime una vida; de otro lado, la situación de quien es candidato: de sufrimiento, incapacidad, deseo de morir, etc.

En cuanto al primero de los aspectos, si somos realistas, es preciso admitir que nos estamos refiriendo a matar a una persona. Los conceptos eutanasia y suicidio asistido incluyen, según el pensar de la mayoría, que quien va a morir no está muriéndose. Se trata por el contrario de una persona que, con los cuidados razonables, no está en peligro de muerte. No me refiero, por tanto, a los que necesitarían ya cuidados que podríamos calificar de extraordinarios, tal vez muy costosos y que poco alargarían la vida.

Suele ser el segundo de los aspectos, el que para algunos -que detestan que se emplee la palabra matar- justificaría matar en ciertos casos. Es frecuente que se pretenda aplicar la eutanasia o colaborar positivamente al suicidio por compasión: con la muerte del que sufre termina su dolor. Piensan que así le ayudan. Les resulta especialmente claro si el que va a morir es quien pide su propia muerte.

Es más dificil ayudar

Con suprimir la vida no solucionamos ningún dolor humano, como tampoco demoliendo un edificio arreglamos, por ejemplo, un problema de humedades. Con frecuencia son difíciles los problemas que presentan estos candidatos a morir. Y aquí considero que está la clave de todo el problema. Problema, por otra parte, que reclama una solución específica para cada persona y cada sufrimiento: distinto es remediar el dolor físico que la soledad o la falta de ilusiones o de medios materiales. Muy diferente es el problema de quien desea la muerte porque se siente inútil o marginado, del que tiene uno que únicamente capta lo negativo de su existencia.

Es responsabilidad de la sociedad, particularmente de cuantos conviven con los que sufren, remediar el dolor sabiendo que es más costoso que suprimir la vida: que matar.