«La vida es tan fascinante y grandiosa que nos supera»


Dejarse ayudar

 

 

Padre Moya

Pamplona. Begoña López, ABC, lunes, 04 de enero de 1999

 

 

« Pretender morirse es algo más bien irracional y no es, en ningún caso, un remedio para aquellas personas que viven una situación difícil ».

Luis Moya, tetrapléjico, está en silla de ruedas desde 1991. Sin embargo, su coraje resulta ejemplar, se considera «un reto para la gente que me rodea» y cree que «la vida es lo suficientemente rica y complicada para no ser capaz uno solo de vivirla, es tan fascinante y grandiosa que nos supera».

 

 

Sin complejo de
víctima

 

Luis Moya es tetrapléjico desde 1991. Su caso es, como dirían los médicos, un C4. Está en silla de ruedas y necesita de alguien que le ayude, así como de un vehículo especial. Sin embargo, cuando se habla con él, se tiene la sensación de que más que ayudarle, es él quien puede ayudar a los demás. Sentado en su silla, su cabeza no para de trabajar, y es que --como él mismo dice-- el día se le queda corto entre su actividad sacerdotal, los seminarios, Internet y la familia.

Luis Moya señala que se encuentra bien y que goza de buena salud, aunque reconoce que tras el accidente que sufrió y que le dejó imposibilitado para realizar muchas labores, ha tenido momentos difíciles, pero ninguno insuperable. Al principio pensó que su vida sería más problemática de lo que en realidad es. Entiende que hay mucha gente «en peor situación, no sólo tetrapléjicos, y se organizan bien la vida con los medios de que disponen. Quizás, a veces, cierto tipo de situaciones se ven más lejanas, pero a cualquiera le puede tocar. Antes o después uno siempre va a estar a punto de morirse. Yo, la suerte que he tenido es que he estado a punto de morirme varias veces y no he muerto. ¿Por qué hay que matar a la gente?».

 

 

 

Hay mala experiencia
con la eutanasia

 

«Lo vivo con ánimo»

Luis Moya afronta el futuro y el nuevo milenio que se aproxima con optimismo. Para ello se basa en cuestiones trascendentes. «Dios es mi padre, me quiere y me organiza las cosas de modo que a pesar de todo no me voy a encontrar en situación insufrible. Lo voy a vivir con ánimo y facilidades razonables para salir adelante». También se apoya en la experiencia de lo que va viendo. «La sociedad se va haciendo más cargo de la grandeza de la persona, que consiste en sus valores no estrictamente materiales. Tenemos unas dimensiones de amor, afecto y preocupación por los demás». Y añade: «La vida es lo suficientemente rica y complicada para no ser capaz uno solo de vivirla, es tan fascinante y grandiosa que nos supera».

Refiriéndose a la eutanasia, Luis Moya señala que «en muchas sociedades se está viendo que no es un remedio y que cuando alguien en situación difícil, que podría ser candidato a la eutanasia, recibe ayuda, ya no quiere morir. El problema es la soledad, el vacío, la inutilidad, pero cualquier persona en situación difícil puede enseñar mucho a otros, incluso más».

 

 

 

Siempre con algo interesante por hacer

 

«Soy un reto»

Querer morirse es para el padre Moya «más bien irracional» y añade que «quienes pretenden la muerte como solución nos comparan a los animales, son gente sin recursos. Ponen de manifiesto una cierta pasividad. Es más fácil matar a una persona que curarla o darle motivos para vivir en una situación como la mía. Yo soy un reto para la gente que me rodea. Si me quieren y yo noto que que me quieren, sólo trato de ser sacerdote que es lo único que me importa».

Moya escribió un libro de experiencias y reflexiones, «Sobre la marcha», y tiene ganas de escribir otro. Además lee la prensa en la pantalla de su ordenador, así como libros. «Uno no puede considerarse que está fuera del mundo».

Tiene otro gran punto de apoyo, que es la religión. «Incluso me puedo considerar especialmente afortunado, pero no es, como algunos han pretendido decir, la culpa de que yo no me deprima. Conozco muchas personas, incluso no creyentes, que tienen unas ganas de vivir tremendas».

 

Testimonios a través de Internet 

 

 

El ordenador multiplica el trabajo

 

Luis Moya, que mantuvo cierta relación con Ramón Sampedro, el tetrapléjico gallego que falleció en 1998, manifiesta que le sorprendió mucho y le dolió especialmente su muerte. «A partir de entonces me animé a hacer una sección en el web que publico sobre la eutanasia. La verdad es que me han llegado bastantes ecos de gente que ha leído esas páginas con las que pretendo ofrecer una visión desde mi punto de vista, con cierta experiencia sobre el tema».

Su ordenador le permite hacer un gran número de cosas, entre otras conocer a muchas personas con su misma lesión. «Nos comentamos los problemas y estamos en contacto con organismos nacionales e internacionales de apoyo a estas personas». Estos días de Navidad, más dedicado a la familia, reconoce que se le ha acumulado el correo y tiene pendientes varias cosas para escribir.

 

 

 

La diferencia con Ramón Sampedro

 

Los argumentos que Moya emplea en su página (http://www.luisdemoya.org/) son muy variados, pero lo que más le importa es ofrecer esos testimonios de personas que se encuentran incluso en peor situación que Sampedro. «Era de los tetrapléjicos más favorecidos por la lesión, tenía una lesión muy baja, un C7, a partir de la séptima cervical. Podía mover los brazos. Yo soy un C4 y no tengo ninguna posibilidad».

Antes, era profesor de la Escuela de Arquitectura, labor de la que quedó apartado tras el accidente y que echa profundamente de menos porque se siente capacitado para realizarla. «No hace falta moverse mucho para dar una clase y los exámenes se podrían corregir por ordenador».

Ahora, para vivir su fe y su vocación, entre otras cosas, predica a través de la red de redes, Internet, y atiende a las consultas de la gente."«También de viva voz, cuando me lo piden, doy ciclos de predicaciones en la Universidad y en la Clínica donde me han estado tratando».

 

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