Una joven tetrapléjica acusa a un restaurante de no dejarle entrar
La encargada del local dice que la silla no cabía y que
le propusieron volver más tarde


Hoy por hoy los discapacitados tienen las de perder

 

Hubo buena voluntad por parte de la clientela

 

ION STEGMEIER. PAMPLONA. Sábado 06 Mayo 2000 Diario de Navarra
 

Ninoska Moral Merino, una tetrapléjica pamplonesa de 24 años, asegura que la encargada del restaurante la Cantina Mexicana, en la calle Esquíroz, le negó el paso al comedor el domingo pasado porque "molestaba al resto de clientes". La encargada del local aduce que ante la falta de espacio (había una mesa libre) se le invitó a que volviera después, cuando se habrían liberado algunas mesas.

 


Los hechos denunciados por Ninoska Moral, estudiante de periodismo en la Universidad de Navarra, ocurrieron el pasado domingo poco antes de las diez de la noche. La joven acudió al citado restaurante para cenar en compañía de tres amigas. En ese momento quedaba una mesa de cuatro personas libre, rodeada por dos mesas con sendas parejas y una mesa de cuatro personas. A los lados, por la ventana y el pasillo.

Las amigas de Ninoska Moral apartaron una silla con la idea de que ella se situase ahí. María Pilar Jurío Fresneda, encargada del local, les comunicó entonces que no era posible porque no había el suficiente sitio.

Las amigas propusieron dos posibles emplazamientos, a ambos lados de la mesa, pero Jurío les dijo que molestaban a las mesas adyacentes y les ofreció que volvieran a las once de la noche, cuando comienza el segundo turno, porque para entonces probablemente se habrían liberado más mesas.

 

Nadie como ella sabe de qué capaz, pero quien manda manda

 


Ninoska Moral critica que no se hiciera la prueba. "Yo sé perfectamente dónde quepo y dónde no, y en aquel lugar entraba perfectamente", asegura.

María Pilar Jurío Fresneda afirma que era imposible. "Tenemos al menos cuatro clientes habituales en silla y nunca ha habido ningún problema", comenta. "Lo que pasa es que les solemos poner en el centro, o en zonas con más espacio, pero ahí no cabía", dice.

Según María Pilar Jurío, no habría cabido ni una silla de ruedas convencional. La de Ninoska Moral está motorizada y ella la maneja con la boca.

"Es que, con el movimiento de camareras, ni siquiera podía acceder al comedor por el pasillo que lo comunica con el bar", añade la encargada.

 

... y de nada sirvió la buena voluntad

 


Ante el cariz que estaba tomando la discusión entre la encargada y una de las amigas, un comensal de una mesa contigua se ofreció a correr su silla para hacer sitio, lo que fue rechazado por María Pilar Jurío. Las amigas de Ninoska Moral, entonces, le preguntaron si no tenía derecho a cenar. "Claro que esta chica tiene derecho a cenar, pero también lo tenían los que estaban al lado", comenta Jurío.

Ante la negativa de la encargada, las cuatro amigas dijeron que nunca más comerían en el local. Ninoska Moral asegura que el lunes denunciará lo ocurrido en la Asociación de Consumidores Irache.

 

... porque no era todo

 


La responsable del restaurante Cantina Mexicana reconoce que no tiene los baños acondicionados para personas con minusvalías físicas y que hay que salvar un escalón para acceder al interior del local.

 

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