J. Masdeu, NUESTR TIEMP0, ABRIL 2000

El doctor Masdeu, director del Departamento de Neurología de la Clínica Universitaria de Navarra, ofreció una conferencia titulada "Ciencia y derecho ante la muerte humana", de la que ofremos aquí algunos de los párrafos más significativos.

Un gran problema con apariencia inocua

 
"Con una apariencia inocua, la eutanasia y el suicidio asistido son dos de los peligros más serios a los que hoy se enfrentan las sociedades occidentales".

"Eutanasia es la provocación activa de la muerte, con el pretendido deseo de aliviar al enfermo. El enfermo puede o no ser consciente de que se le está provocando la muerte. Por el contrario, en el caso del suicidio asistido, el paciente mismo pide, generalmente a un médico, que le ayude a quitarse la vida. Por eso, algunos favorecen el suicidio asitido, por respeto a los deseos y la independencia del paciente".

"Asistí al debate sobre el suicidio que, en 1996, tuvo lugar en la reunión anual de la American Medical Association. De aproximadamente cincuenta médicos que testificaron, sólo dos lo hicieron a favor de permitir el suicidio asistido. Hubo oncólogos que, tras haber visto padecer un cáncer a centenares de sus pacientes, verificaron que ninguno habia pedido que le quitaran la vida."

"Permitir que un médico use sus potentes instrumentos para matar, en lugar de para curar, vicia el acto médico y convierte a la profesión en un peligro público. Esto ya lo reconocía, entes de Cristo, la sociedad griega. En el juramento de Hipócrates, el médico se compromete a no usar nunca sus conocimientos para dañar la vida del paciente".

"Un aspecto negativo de la eutanasia o del suicidio asistido es que empeora el nivel de los cuidados paliativos que se le dan al paciente terminal. Eliminarlo es más rápido y menos costoso. Este hecho resulta trágico cuando la ciencia médica puede y debe paliar el dolor de todos los pacientes".

"En pacientes terminales, es ético usar analgésicos para calmar el dolor, incluso si, como efecto secundario, se acorta la vida".

"El médico nunca puede matar, pero si puede ser prudente en el uso de medidas artificiales para prolongar la vida biológica. Y siempre debe ayudar al paciente a morir con dignidad y con el menor sufrimiento posible".