INICIATIVA EN MADRID

El Centro de Cuidados Laguna, un año después

Laguna es un centro de cuidados paliativos pionero en España que presta apoyo social y sanitario a enfermos y mayores del sur de Madrid. La Fundación Vianorte ha reunido un conjunto de profesionales y voluntarios para trabajar en esta iniciativa, impulsada hace ahora un año con motivo de la canonización de san Josemaría.

Oficina de información del Opus Dei en Internet 30 de octubre de 2003

En la situación final de la vida

La atención domiciliaria ya ha comenzado.

        En los años treinta, san Josemaría encontró, sirviendo a los pobres y enfermos de los barrios del sur de Madrid, mucha ayuda espiritual para iniciar el Opus Dei. Actualmente, aunque se ha mejorado mucho humanamente, aún hay personas necesitadas en esas zonas de la ciudad. Por eso, con motivo de la canonización de san Josemaría, un grupo de personas ha querido renovar su deseo de servir a los necesitados impulsando un centro de cuidados paliativos: Laguna.

        En él, por primera vez en España, se prestan, a la vez y gratuitamente, servicios de carácter social y sanitario a personas ancianas en situación final de su vida o con enfermedades neurodegenerativas. La soledad, las obligaciones del resto de la familia y la saturación del sistema sanitario hacen que muchas personas afronten los últimos años de su vida en situaciones poco dignas.

Cuando no pueden atenderlos

        Encarna Pérez, enfermera de Laguna, explica la situación de estos pacientes: “No tienen con quién compartir su dolor, a quien encargar unas compras o pedirle que les administre una medicina. Pueden acudir, sí, a su hospital, pero eso no les evita las pequeñas dolencias del día a día. En otros casos, los familiares de estas personas no pueden atenderlos como les gustaría, bien porque no tienen el tiempo o los conocimientos médicos necesarios”.

        Para aliviar a estas familias y ayudar a los enfermos en sus necesidades, dos equipos compuestos por diversos profesionales de la medicina paliativa trabajan desde hace un año en el madrileño distrito de Latina. Aunque todavía no se ha construido la sede definitiva, que estará concluida en 2005, desde una sede provisional se organizan las visitas a los domicilios de los pacientes.

Según un plan individual establecido en cada caso

Se programan y personalizan los cuidados

        Las situaciones en las que pueden encontrarse las personas que llegan a Laguna son muy diversas. Por eso, lo primero que se hace una vez que el paciente accede al Centro es un PAI: plan de actuación individualizado, donde se valoran sus necesidades médicas y sociales y se establece la programación de sus cuidados: cuándo son las visitas, quién las efectuará y con qué planificación.

        “Cada equipo –explica Encarna Pérez– está compuesto por un médico, una auxiliar clínica, una trabajadora social y otros especialistas para cuestiones específicas (psicólogo, fisioterapeuta, peluquero, podólogo...). Un capellán lleva a cabo la asistencia espiritual que necesitan los familiares y enfermos que lo solicitan y ayuda con su consejo y asistencia a todos los que colaboran con Laguna, profesionales y voluntarios. También apoya humanamente y gestiona la asistencia espiritual de las personas que no son católicas en este barrio de fuerte inmigración”.

        Periódicamente se visita a estas personas en sus casas y se realizan las tareas médicas y los cuidados de enfermería planificados para esa visita, se les lava si es necesario, se atiende las dudas del familiar que les cuida, etcétera. Luego, los voluntarios que cooperan con Laguna, les visitan y les hacen pequeñas compras, les dan las medicinas y, sobre todo, les escuchan.

Aunque aún no es la sede definitiva

        Este año de trabajo ha dado lugar ya a muchas anécdotas con los pacientes. “Hay un matrimonio –cuenta Encarna– que vive en un piso de poco más de treinta metros cuadrados. Ambos tienen más de 90 años. No tienen dinero, pero siempre que vamos a visitarles nos han preparado algo para tomar. Están muy agradecidos por la atención que se les presta”.

        El pasado 26 de junio, Laguna celebró por primera vez a su patrono: san Josemaría Escrivá. Numerosos vecinos del barrio y pacientes acompañaron al personal del Centro de Cuidados en la Misa celebrada por el capellán. “En estos meses, hemos comprobado que muchas personas tenían ya devoción al santo antes de conocer Laguna. A él le deben varios favores que le encomiendan”.

        Muchos vecinos han conocido Laguna a través de su parroquia, el colegio de sus hijos, su comunidad de vecinos o su farmacia. Algunos, han acudido ya a alguno de los cursos de formación que ha impartido el personal sanitario del centro de cuidados. En breves clases, se enseña a dar la vuelta a un enfermo en la cama, a prepararle un menú adecuado o a soportar anímicamente la atención prolongada de un familiar, entre otras cosas.

        La sede definitiva podrá ampliar mucho la oferta –con un centro de día, una unidad de hospitalización y aulas para formación de cuidadores–, pero el trabajo de Laguna ya está en marcha. Muchos ancianos y enfermos crónicos han mejorado su calidad de vida gracias a los cuidados paliativos que se prestan desde Laguna: su objetivo es ya, por tanto, una realidad.

 

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