Javier Alonso Sandoica Alfa y Omega nº 148, 1999

Con el avanzado método americano

Canal + tiene por norma obsequiar, de tarde en tarde, a la audiencia no abonada con programas en abierto (gratuitos) que llevan el atinado título de Abierto en canal. Muchos de ellos son fantásticos, la mayoría importados de Estados Unidos, con ese estilo propio de los americanos para elaborar reportajes de impacto social, en los que desaparece el periodista y sólo quedan en escena los sujetos protagonistas, que pierden el respeto a la presencia de la cámara de televisión en sus casas, y lo cuentan todo con sinceridad y aditamentos de informalidad.

Para presentar sólo una cara de la moneda

En este mismo estilo, Abierto en canal ofreció el pasado sábado un programa de factura española sobre la eutanasia y con la intención de generar en nuestro país la necesidad de su regulación legal. Monchu (amiga de Ramón Sampedro), Aurora (enferma de esclerosis múltiple), Jordi (afectado por el virus del SIDA) y Jorge (abogado de Ramón Sampedro), fueron los responsables de hacernos llegar una exigencia legal que ha empezado a dar sus primeros pasos en Holanda, EE.UU. y Australia. El programa funcionó, para decirlo con cierta elegancia, como la oficina del portavoz de la tristemente célebre asociación catalana Derecho a morir dignamente, que se prodiga en eufemismos para redefinir con requiebros a la eutanasia y considerarla un derecho, un acto valiente, sabio y progresista. El programa fue palmariamente tendencioso, porque para nada aparecieron en pantalla las declaraciones del sacerdote don Luis de Moya, ese tetrapléjico que, como tantos otros, ha hecho de su silla de ruedas, en vez de un potro de tortura, una fuente generadora de vida y una inmejorable ocasión para la libertad. Según sus palabras: Me ilusiona tratar mejor a Dios. En cada circunstancia me espera, pues son todas una oportunidad de amarle, y, a la vez y por eso, de ser feliz.

Tampoco se contó la verdad holandesa

Tampoco se habló en el programa de las implicaciones sociales que está suponiendo la eutanasia en países como Holanda, donde un grupo de adultos de Amersfoort, con importantes minusvalías, hizo recientemente las siguientes declaraciones en una carta a los comités parlamentarios para Sanidad y Justicia: Sentimos que nuestras vidas están amenazadas... Nos damos cuenta de que suponemos un gasto muy grande para la comunidad. Mucha gente piensa que somos inútiles... Nos damos cuenta a menudo de que se nos intenta convencer para que deseemos la muerte... Ejemplificarnos con soledades trágicas para reconducir nuestra atención hacia una irremediable tragedia no es otra cosa que manipulación. El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, es hijo de la Vida, y sabe que sólo una propuesta acorde con su vocación puede satisfacerle y darle dignidad.