Bélgica también despenaliza la eutanasia

E.C/XAVIER L.R.
PALABRA 457, V-02 (288)

En vigor y mucha polémica interna

Reacciones ante la entrada en vigor de la ley holandesa
        Si no hay un milagro, la Cámara Baja belga aprobará este mes la despenalización de la eutanasia. Esta decisión reabre la polémica suscitada semanas antes por otras tres noticias relacionadas: la entrada en vigor, el 1 de abril en Holanda, de la primera ley de eutanasia; la autorización de un tribunal británico a una mujer tretrapléjica para que la desconectaran del respirador artificial que la mantiene viva, y el caso de Diane Pretty, una inglesa de 43 años, aquejada de una enfermedad degenerativa del sistema nervioso (paralítica desde los pies hasta el cuello), que ha apelado sin éxito al Tribunal de Derechos Humanos en Estrasburgo al negarle la Cámara de los Lores el "derecho" al suicidio asistido.

        En una carta enviada a Mary Robinson, Responsable de la Comisión para los Derechos Humanos de la ONU, un grupo de políticos, juristas y médicos belgas denunció los peligros del texto refrendado el 17 de abril por la comisión de Justicia de la Cámara de Representantes belga (en este trámite no se admitió ninguna de las 150 enmiendas presentadas; el proyecto ya pasó por el Senado en octubre). Entre los firmantes de la carta destacan los ex-primeros ministros belgas Leo Tindemans y Mark Eyskens; Herman Van Rompuy, ex-viceprimer ministro; Tony Van Parys, antiguo ministro de Justicia, y los senadores Mia De Schamphelaere y Hugo Vandenberghe. Todos ellos piden que la ONU dé un toque de atención a las autoridades belgas, pues valen para esta ley belga las objeciones fundamentales que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU tormuló hace un año contra la legislación holandesa ahora tristemente en vigor.

Y los más débiles se sentirán forzados

Trivialización
        La Comisión de Derechos Humanos de la ONU teme que tal tipo de legislación convierta en rutina el hecho de morir, que el médico se insensibilice y acabe por trivializar algo tan excepcional como la vida humana. También existe inquietud ante la posibilidad de que algunos médicos apliquen la eutanasia en supuestos al margen de esta misma normativa, pues la ley holandesa "excluye la responsabilidad penal del médico que procure la muerte a un paciente por solicitud de éste". La pena de hasta doce años de cárcel sólo se mantiene para quienes, sin ser médicos, ayudan al suicidio de manera "ilegal".

        El informe realizado por un grupo de expertos para la Comisión de Derechos Humanos de la ONU deplora especialmente la posibilidad de aplicar la eutanasia a menores de entre 12 y 16 años.

        Los obispos belgas y holandeses, aparte de recordar que la eutanasia es moralmente inaceptable, denuncian otro fruto perverso de su despenalización: "Tenemos sobrados motivos para temer que la sola posibilidad legal de poner fin a la vida desencadene una presión social sobre los más débiles. Esta disimulada presión –apuntaba un reciente comunicado de los obispos belgas– provocará que algunos se sientan más pronto como no deseados y pidan, en consecuencia, terminar la vida con el fin de no seguir siendo una carga para otros". Para el Cardenal Arzobispo de Utrecht, Adrianus Simonis, la extensión de la eutanasia llevará pronto a "la pérdida de la estima por la vida".

        Algunos resaltan que la entrada en vigor de la ley holandesa puede originar un flujo hacia los Países Bajos de interesados en el suicidio asistido. Las autoridades de este país aseguran, sin embargo, que "esto no será posible, ya que es imprescindible una relación estable de confianza entre el médico y el paciente".

Hay todavía mucho por hacer

Cuidados Paliativos
        La norma belga es parecida a la holandesa en cuanto a los requisitos y al control del procedimiento legal, pero va acompañada de otra ley sobre cuidados paliativos a enfermos terminales que, al menos, plantea una alternativa a la eutanasia. Quizás éste sea el único aspecto positivo en el triste debate sobre la eutanasia. En efecto, se observa entre los médicos un creciente interés por el desarrollo de los cuidados paliativos. En Holanda, por ejemplo, hay 25 asociaciones médicas dedicadas a mejorar la formación de los facultativos en el tratamiento de aquellos enfermos terminales que no quieren seguir la equivocada senda del suicidio.
Junto a las iniciativas para evitar la despenalización. Desde el Reino Unido llegaban estímulos de signo contrario cocinados mediáticamente para procurar la aceptación social de la ley.

        Diane Pretty denunciaba en Estrasburgo que la Cámara de los Lores violó la Convención europea de Derechos Humanos al impedir a su marido que la ayudara a suicidarse.

        Poco después, la Corte de Justicia de Londres aceptaba la petición formulada por Miss B (la juez del caso ha querido mantener el nombre de esta tretrapléjica en el anonimato) para que la desconectaran de un pulmón artificial. Los médicos que la atendían llevaban un año negándose a ello, alegando que el deseo de la paciente contravenía el principio tundamental de la Medicina: salvar vidas.

 

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