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LA CULTURA DE LA MUERTE EN LA EVANGELIUM VITAE
Cardenal Alfonso López Trujillo |
1. Las culturas de la muerte y de la vida: dimensión antropológica 2. Una palabra profética que conmueve al mundo 3. La defensa de los más débiles |
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1. Las culturas de
la muerte y de la vida: dimensión antropológica
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Podríamos decir que el centro de la encíclica es una profunda preocupación antropológica, la verdad sobre el hombre que sólo se ilumina plenamente en el Verbo encarnado, (3) que es Luz de las gentes. El gran drama hoy, la terrible enfermedad que debilita sociedades enteras, toca la verdad del hombre que es como aprisionada, asfixiada, en la expresión de San Pablo (ver Rom 1,18). Esta raíz de la confusión lleva a un lenguaje que no es el cauce para transmitir y encontrar la verdad, sino para ocultarla y enceguecer los espíritus y debilitarlos, al privarlos del pan de la verdad. |
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Es una ideología de la muerte que no sólo se "tolera" sino que se impone, se exporta y se transmuta en "lenguaje imperial" que todo lo arrasa. América Latina está amenazada. Hay una "conjura" contra la vida; una "conspiración" en curso. Y las manipulaciones son evidentes. Algunos gobernantes son vencidos, no convencidos, por las amenazas y las restricciones. Desafortunadamente hay un positivismo, un pragmatismo, una información superficial que nos pone en los antípodas de lo que era para Platón el ideal de la democracia. Es decir, el gobierno de los pueblos no se pone en las manos de los filósofos (o de los sabios), sino de quienes se mueven en el pragmatismo de fáciles obediencias ante el poder del dinero. Impera una visión inmediatista y el temor a perder el favor de los poderosos. |
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Me parece que es ésta la perspectiva de esa profunda intuición de Pablo VI con la célebre concepción de la "civilización del amor". Más que una visión política peculiar, el Pontífice de la Populorum progressio y de la Humanae vitae, entendía que la sociedad es sólo concebible como un encuentro comunitario de personas, más aún, de comunidades congregadas y vivificadas por el amor, a partir de la comunidad básica, célula primordial y vital que es la familia. La Gaudium et spes es como una explicación sistemática de la humanidad que se construye como una familia. El Santo Padre Juan Pablo II centró su reciente intervención en la ONU en el tema de la familia de naciones. |
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2. Una palabra profética
que conmueve al mundo
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3. La defensa de los
más débiles
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Hace unos meses visité algunos países de ¡frica. Me contaban acerca de una significativa tradición, en muchos lugares. Cuando nace un niño en una clínica o en un hospital, acude la tribu con cantos y danzas para recoger al niño y conducirlo, en ambiente de fiesta, hasta su casa. Algo parecido a los pastores que corrieron presurosos hasta el pesebre de Belén: hay villancicos, hay cantos de los ángeles. Nuestros hogares se llenan de canciones en la "noche buena". Navidad es la fiesta del nacimiento del Salvador, y en cada hogar, cuando irrumpe la vida, hay navidad. ¡Quiénes, cómo, con cuáles derechos destruyen estas tradiciones y vuelven los vientres en cárceles, antesalas de las penas capitales del aborto! Qué contraste: mientras la Iglesia mira con fundada desconfianza y sólo en circunstancias muy especiales, el recurso a la pena capital, aún cuando se trata de delincuentes -protagonistas de crímenes atroces-, (10) las democracias modernas se consideran autorizadas para decretar las penas de muerte a los más débiles, indefensos, a los más inocentes. ¡Se equivocan quienes sostienen la idea de que el aborto no es un abominable homicidio! |
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Hoy, el nuevo muro que se alza, dividiendo a la humanidad, no es ya el de Berlín, construido por la ideología, (11) sino el que separa la cultura de la vida y de la muerte. Y este muro de vergúenza se levanta al interior de la mayoría de los países del mundo. |
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La Iglesia toma en sus manos la causa de los más débiles e inocentes contra la prepotencia de los poderosos. Su fuerza arbitraria se transmuta en tiranía, por el peso de las mayorías (mal informadas o dominadas por las ideologías) en los parlamentos, que creen poder fundar las leyes no en la justicia sino en su voluntad soberana y arbitraria. La Iglesia no puede callar mientras cunde el grito de los inocentes. Es una lucha llena de peligros porque los poderosos cuentan con todos los medios, excepto la verdad, el amor y la justicia. Son ríos de dinero los que corren para difundir el imperialismo contraceptivo y abortivo. Se habla de más de 13 millones de dólares, sumando los presupuestos de las instituciones que buscan el control de la natalidad. Hay que recordar que el Fondo de las Naciones Unidas para la Población y el Desarrollo (UNPFA) tiene metas bien ambiciosas para antes del año 2000. Y esto sin contar las ayudas oficiales para abortar. Oí en estos días que abortar cuesta cerca de 500.000 liras en Italia (unos 350 dólares). El resto lo paga el Estado. ¡Y en Singapur costaría cinco dólares! En los países abortistas, los que rechazan esas leyes inicuas son obligados contribuyentes. |
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Nos hallamos ante la insensatez de pensar que no castigar el crimen, la despenalización, sea una vía civilizada. Se olvida que elevar al nivel de principio que el delito no sea punible es cancelar la categoría de delito. Eso podría corresponder al juez, analizadas las circunstancias. Hay circunstancias atenuantes, como las hay agravantes. El error radica en que, a priori, el legislador señale quien, en concreto, al cometer un delito, no merezca ser castigado. ¡He aquí la vía hacia el totalitarismo, por la acumulación de poderes! El legislador se arroga el papel de juez que elimina la pena. |
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Como se empezó a hablar de un aborto "seguro" (safe abortion), sin hacer referencia a los derechos del concebido a quien lo único que se asegura es la muerte; de un "aborto raro", cuando la tendencia en varios países va en la línea de ampliar las "causales" de aborto, en el tiempo y en las circunstancias... ¿"Raro" el aborto en Europa, que sólo es rechazado por Irlanda y Malta; "raro" en Estados Unidos, cuando se hacía circular de nuevo los recursos económicos para un control natal sin referencias morales? |
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Hay otra categoría de personas en altísimo riesgo por la mentalidad anti-vida: son los enfermos, los enfermos terminales, pero también, los nascituri que no gozan de una "calidad de vida", cuya existencia es considerada inútil y nociva. Se apela aquí a todos los resortes de la compasión para concluir que la eutanasia o la eugenesia es una acto de humana compasión, incluso un comportamiento responsable. Al derecho de "morir dignamente", es decir sin dolores... corresponde el derecho a una complicidad compasiva. |
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Permitidme expresar que, precisamente aquí, es donde, con peculiar claridad, se dan cita la razón y la fe, la verdad del hombre, iluminada plenamente desde el Verbo encarnado. ¿Este nascituro enfermo, del cual se quieren liberar, después de un diagnóstico prenatal con tal intención, que merece vivir, tiene un derecho a ello? ¿Este enfermo que se revuelca en el dolor y en la angustia, vive así una vida digna de ser vivida? No hay duda de que nos hallamos ante uno de los más duros dramas. La Iglesia no lo oculta. Pues bien, ¿cuál es la última raíz de su dignidad, de su realidad personal, así nadie los amara, acogiera, acompañara y fueran declarados fardos pesados e insoportables? La respuesta es ésta: la última raíz de su dignidad personal es que ellos son amados, queridos por Dios. Porque Dios los ha amado, por ello vienen al mundo. Dice la imitación de Cristo: 'no hay creatura tan pequeña y humilde (ita parva et humilis) que no represente la bondad de Dios'. En una filosofía digna de tal nombre, Deus est infundens bonitatem in rebus. El bien, todo bien, la bondad de la vida, esa calidad ontológica única e insustituible, tiene su fuente en Dios que da, que infunde, la bondad en las cosas. |
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Aquí la antropología se introduce y se explica, en la mayor profundidad, con lo que llamamos el diseño de Dios, el plan de Dios. La verdad del hombre pasa por esta pregunta: ¿qué quiere Dios del hombre, de este hombre, de este niño, de este enfermo, de este hogar? La razón y la fe se enlazan en un homenaje de obediencia, de apertura a Dios. El hombre es imagen y se hace imagen, como vocación, en la medida en que él se abre, se comunica, con quien es su Creador. Sólo así se reconoce como objeto de amor y emerge a su realidad más noble. |
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Los niños, os meninos da rua, se transforman cuando se sienten amados (en una familia que los acoge, en una institución que les da calor de un hogar), se sienten personas; es como un amanecer, en una como creación en el milagro del amor. La psicología tendría mucho que decir sobre la forma como se va tejiendo nuestra conciencia personal y moral, la conciencia de un yo, al encontrarse con el tú, de otros, que reflejan de alguna manera el Tú (con mayúscula) de Dios mismo. |
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Es verdad que todo esto representa otro lenguaje. Aquí radica el problema de la comunicación. Se juega para el futuro la misma posibilidad del diálogo, base de la coexistencia entre personas y pueblos. Hay que rehacer la posibilidad misma del diálogo en la cultura de la vida. Al drama del enfermo la Iglesia acude como el Buen Samaritano, con entrañas de misericordia, con una capacidad de compadecer (cum pati) que es compartir en el respeto, no suprimir o liquidar. A todo esto se refiere la Evangelium vitae en no pocos lugares. (13) Nada tiene que ver esta compasión con el encarnecimiento terapéutico. |
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4. Los países
pobres y la demografía
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Se habla de un darwinismo social. ¿Qué significa? En el evolucionismo hay un filum, el de los más fuertes, que avanza, permanece, mientras otros caen en el camino. En los campos sociales y económicos pareciera que habría una ideología y unas políticas demográficas que conceden todos los derechos a los pueblos ricos, los cuales son negados a los pobres. Estos no tendrían derecho a engendrar hijos, a procrear. Esto sería ya una irresponsabilidad. |
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La ideología se construye sobre mitos. Primero se exageran los peligros con tonos apocalípticos. El mundo en la "revolución demográfica", superpoblado, no soportaría más habitantes. No cabemos en un mundo con recursos limitados. No caben más pasajeros en la balsa. Las proyecciones hacia el futuro serían aterradoras si no se frena el crecimiento demográfico de los pobres, rápido y por todos los medios. ¿Dónde está la verdad? Imposible resumir aquí, en toda su fuerza, una serie de argumentos que han sido objeto en varios recientes congresos sobre demografía, en una reflexión seria que se ha profundizado en el documento de trabajo Evoluciones demográficas: dimensiones éticas y pastorales, (18) del Pontificio Consejo para la Familia. |
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Algunas breves consideraciones: Se olvida que nos hallamos en un momento de transición que muestra que al crecimiento acelerado desde 1825, hacia la década del '70, se ha alcanzado una tendencia hacia una estabilización. Esta es producto del hecho de la drástica caída de la tasa de nacimientos en muchos países ricos que acusan el "invierno demográfico" y de los cambios operados en tantos países en donde no se puede hablar de "explosión" demográfica. Un período de rápido crecimiento poblacional, causado por la reducción notable de la mortalidad infantil y a los avances de la medicina y de la higiene, que han permitido que la media de esperanza de vida haya aumentado en forma tan positiva. Ilustra muy bien este nuevo momento, el hecho de las rectificaciones de proyecciones que antes eran lanzadas a los cuatro vientos con tintes apocalípticos. Y no me refiero a las confusiones del Club de Roma hace años. Los mismos datos de las Naciones Unidas cambian sorprendentemente, en los últimos años. Es aleccionador el libro del profesor Gérard-FranÁois Dumont, Le monde et les hommes. Les grandes évolutions démographiques. (19) |
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El problema radica en los recursos actuales y potenciales, y los que la imaginación y el trabajo del hombre pueden descubrir, explotar y arbitrar. Y esto en cada país, en cada región, y en todo el mundo. Somos una familia. ¡El problema es el desarrollo "integral", como lo señalaba Pablo VI en la Populorum progressio, de todo el hombre y de todos los hombres! Hoy hay países como Estados Unidos que son una despensa para el mundo. El progreso, el crecimiento agrícola es superior, muy superior, a sus necesidades. En el mundo ha habido un notable crecimiento en la agricultura. En algunas partes guerras intestinas, más que desastres ecológicos, han provocado sensibles reducciones. Hay una capacidad de imaginación que abre nuevas esperanzas. Se dice que si el hombre tiene una boca, goza de dos manos y de inteligencia. Gracias a ello no es verdad que choquemos contra límites inalterables. |
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A pesar de la dificultad de acopiar datos serios en muchos países, hay cifras que son indicativas. Si en Nigeria y en Ciudad de México las estadísticas se caracterizan por caprichosas, no es imposible captar tendencias y hacer previsiones, al menos por un lapso adecuado de tiempo. Por lo que hemos comprobado, por ejemplo, en América Latina la cuestión demográfica está lejos de ser dramática. Algunos países están en el umbral que llevaría incluso a un desequilibrio demográfico. Y esto lo van reconociendo los datos oficiales. |
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Se equivocan quienes creen que los caudales inmensos de dinero, puestos al servicio de la anticoncepción y del aborto, para la esterilización masiva, con distintos métodos, son la solución a los problemas. Se difunden en las escuelas y colegios primero textos que banalizan el sexo y luego píldoras y preservativos -como ya lo recordábamos-, como si solamente fuera importante combatir (en forma además equivocada e insegura) las enfermedades sexualmente transmisibles. Se impone a los pueblos un estilo de vida errado, un lenguaje imperial desprovisto de verdad, aprovechando temores artificiosamente suscitados, apoyados en aspectos objetivos y en riesgos que no es dable ni justo ocultar. Un obispo africano me decía: primero les enseñan a hacer lo que quieran con su cuerpo y luego a abortar. |
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Preocupa sí que se procree fuera del hogar, en el abandono total. Este es uno de los más graves problemas. Preocupa mucho la ausencia de mecanismos legales, de códigos de la familia. El futuro, con el avance de la mentalidad divorcista, será más doloroso. La pobreza es una cruz en muchos hogares y la Iglesia reconoce numerosas causas justas para limitar la familia y apelar a los métodos naturales de la regulación de la fertilidad. La enseñanza es conocida y reiterada. (20) Pero donde hay un hogar constituido, estable, responsable, los hijos tienen alguna protección. |
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5. Conclusión
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En esta causa, en esta lucha que a todos envuelve y compromete, tenemos una certeza: la victoria en el Señor. Habrá muchas tribulaciones, incluso "persecuciones por la justicia"... los poderosos se endurecen, pero terminarán por rendirse ante la evidencia de una verdad que los interpela y que los avergúenza. |
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NotasConferencia pronunciada por el
Card. Alfonso López Trujillo en el V Congreso
Internacional de la Reconciliación en el Pensamiento
de Juan Pablo II, "Nueva Evangelización rumbo al
Tercer Milenio", Lima, 29 de octubre de 1995. 1. Ver Centesimus annus, 38-39. [Regresar] 2. Ver Familiaris consortio, 30. [Regresar] 3. Ver Gaudium et spes, 22, 11. [Regresar] 4. Ver Evangelium vitae, 4. [Regresar] 5. Ver Gaudium et spes, 22, 11. [Regresar] 6. Ver Georges Bernanos, Diario de un cura rural, Luis de Caralt, Barcelona 1959, p. 67. [Regresar] 7. Ver Evangelium vitae, 5. [Regresar] 8. Lug. cit. [Regresar] 9. Ver Evangelium vitae, 69-74. [Regresar] 10. Ver Evangelium vitae, 56-57. [Regresar] 11. La idea la recojo de un parlamento italiano. [Regresar] 12. Ver Evangelium vitae, 5-6. [Regresar] 13. Ver Evangelium vitae, 15, 23, 46, 47, 64-67. [Regresar] 14. Ver Evangelium vitae, 16. [Regresar] 15. Evangelium vitae, 16. [Regresar] 16. Ver Michel Schooyans, La dérive totalitaire du libéralisme, Ed. Universitaires, París 1991, p. 61. [Regresar] 17. Ver allí mismo, pp. 88-89. [Regresar] 18. Ver Pontificio Consejo para la Familia, Evoluciones demográficas: dimensiones éticas y pastorales, Libreria Editrice Vaticana, 1994. [Regresar] 19. Ver Gérard-FranÁois Dumont, Le monde et les hommes. Les grandes évolutions démographiques, Editions Litec, París 1995. [Regresar] 20. Ver Familiaris consortio, 28-35; Evangelium vitae, 43, 88, 92, 97. [Regresar] 21. Evangelium vitae, 28. [Regresar] 22. Evangelium vitae, 2. [Regresar] 23. Evangelium vitae, 99. [Regresar] 24. Evangelium vitae, 101. [Regresar]
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